América Latina jamás aceptará el vasallaje

por Luis Corvalán

Discurso pronunciado en el X Congreso del Partido Socialista Unificado de Alemania, en Berlín, el 13 de abril de 1981)

Querido compañero Honecker,
Queridos compañeros:

La RDA es un país que no tiene muchos kilómetros cuadrados. Pero es un gran país. Es un firme bastión del socialismo y de la paz en Europa y en el mundo. Su pueblo trabajador tiene una elevada conciencia social. Su Partido Unificado -partido marxista leninista- es un ejemplo de destacamento de vanguardia.

La constatación más palpable de estos hechos fluye claramente del Informe rendido por el camarada Honecker.

La RDA se ha ganado la admiración y el cariño de todos los hombres progresistas de la tierra. Sus éxitos en la edificación socialista la han ubicado  en un lugar preeminente entre los países de mayor nivel en el mundo. Son descollantes sus logros en el desarrollo industrial, la vivienda, la seguridad social, la ciencia, la cultura y el deporte.

El PSUA ha acuñado una consigna hermosa y certera: “La solidaridad ayuda a vencer”. Esta solidaridad es un rasgo esencial de la grandeza de vuestro país. Bien lo sabemos los antifascistas chilenos por experiencia propia.

Concordamos plenamente con el Informe a este Congreso. En particular, queremos subrayar nuestra entera coincidencia con la valoración que ha hecho el compañero Honecker de las proposiciones en favor de la paz y la distensión, formuladas por el XXVI Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. Reafirmamos también nuestro respaldo a los países de la comunidad socialista que rechazan categóricamente los intentos del imperialismo de inmiscuirse en sus asuntos interno y que, por esta misma razón, cierran filas en apoyo al Partido Obrero Unificado y al pueblo de Polonia en sus propósitos de reafirmación y renovación socialistas.

En América Latina, la política agresiva de la nueva administración norteamericana se expresa a través del apoyo abierto a los regímenes despóticos y terroristas, como la sanguinaria junta salvadoreña y la brutal tiranía de Pinochet. Se manifiesta también en el adiestramiento de mercenarios somocistas en una desembozada intervención en Centroamérica. Mientras tanto, los voceros yankis tienen el descaro y la insolencia de acusar  a Cuba de intervención y de amenazarla con un nuevo bloqueo. Y si hay algún gobierno del continente que se sume a este coro del imperialismo con el cuento de que Cuba se mete en sus problemas, ello sólo quiere decir que ese Gobierno se desliza por el plano inclinado del entreguismo y la felonía.

Los pueblos que están al sur del Río Bravo son pueblos hermanos. Un ataque contra cualquiera de ellos será un ataque contra todos. Que no le quepa duda al imperialismo: ante un paso tal, donde ponga el pie y en todo el continente, encontrará resistencia y jamás se aceptará el vasallaje. Cuba y Nicaragua son ya territorios libres de América. Llegado el caso, no sólo serán defendidos por cubanos y nicaragüenses.

Pinochet está eufórico porque Estados Unidos dejó de lado la cháchara sobre los derechos humanos. Siente que sus amos le dan carta blanca para seguir imponiendo  el terror fascista, en beneficio, ciertamente, de las transnacionales del imperialismo y de los clanes financieros internos.

La dictadura ha logrado poner todo el aparato estatal -y organizar gran parte de la vida social- en función de tales intereses.  Pero, como acaba de decir nuestro Partido en una declaración difundida recientemente en Santiago, “pese a casi ocho años de cercenamiento de las libertades , se mantienen vivas las tradiciones democráticas del pueblo, así como la herencia unitaria del movimiento obrero y la decisión de recuperar, apelando a todos los medios  de lucha, las conquistas que los trabajadores alcanzaron en el paso y que la dictadura ha ido liquidando una tras otra”. Tal determinación emana de tres profundas convicciones: de que sólo se puede poner fin  al régimen fascista a través de la lucha y la unidad del pueblo; de que las masas, sin recurrir a la rebelión, no podrán lograr este objetivo, y de que sólo una rebelión de masas podrá abrir camino a la victoria.

¡Con la razón y la fuerza, venceremos!

Queridos camaradas:

En nombre el Comité Central del Partido Comunista del Partido Comunista y de todos los militantes del Partido, saludamos calurosamente vuestro conmovedor Congreso.

A través de Radio Berlín Internacional, de los programas para Chile de Radio Moscú  y de otros medios informativos, la palabra de vuestro Congreso ya ha llegado al conocimiento de miles y miles de hombres y mujeres que luchan en la tierra de Salvador Allende. Estamos seguros de que todos ellos se sentirán estimulados por vuestro triunfos, por las magnas empresas que proyectan y por la fundada seguridad con que ustedes hablan del futuro.

¡Gracias por todo ello!

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Fuente: Boletín del Exterior PC de Chile N° 47

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